Como os decía en la anterior entrada el autobús durante las últimas 5 horas de viaje fue como estar sobre una de esas plataformas vibradoras que tan de moda están ahora en los gimnasios. Además ya nos habían avisado de que las noches eran muy frías, y efectivamente, lo clavaron. Los cristales del bus estaban completamente congelados, con una capa de hielo de casi un centímetro. Menos mal que fuimos prudentes y además de la manta (frasada la llaman en Perú) y que era muy gorda y de lana de alpaca, que es la más caliente nos subimos el saco de dormir para ponerlo por encima.
Más curioso todavía fue, que detrás de la última fila, en la que iban sentados nuestros amigos de Madrid, el revisor, metió a un polizón, una mujer, acompañada de su hijo que era un bebé. Entró en una parada que hicimos a 1 hora de La Paz, y se tumó rodeada de mantas en el suelo, arropando asía el bebé y pasó así las 11 horas de viaje. Si esta señora quería salir, tenía que pedir a Javier, que incorporase el asiento porque si no ella no podía salir de su "escondite", imaginaros lo angosto que era. Cosas de Perú.
Llegamos a las 6:00 am, con un frío muy intenso, la chica de la agencia se acercó a recogernos y después de dejar las mochilas en la oficina fuimos adesayunar a una cafetería que estaba caldeada por este artefacto que se ve en la foto inferior.
Después del desayuno y de una larga espera, ya que salimos alrededor de las 11:00 a.m., llegó el todoterreno que nos iba a llevar por el desierto. La agencia con la que contratamos el Tour, era la agencia Esmeralda y decir que estuvo bien organizado, buen precio, el chófer era muy buen conductor, pero la pega era que como guía no valía un pimiento. Teníamos que sacarle las palabras con destornillador y aún así la información que nos dió era escasa y en algunos casos inexacta, pero como veréis a continuación los paisajes hablaban por si solos.
Así pues, la ruta partía de Uyuni, este fue un importantísimo nudo y base ferroviario en Bolivia, su momento de mayor auge fue durante la época de las máquinas de vapor. Allí había muchas locomotoras y muchos vagones que allí eran reparados y se hacían los trabajos de mantenimiento. Pero, llegó su époda de decadencia provocada por el cambión de la fuente de energía que impulsaba las máquinas, el cambio de el vapor a las locomotaras impulsadas por diésel, dió lugar a que Uyuni se convirtiera en un cementerio de trenes como el que vemos en las fotos inferiores.
Los niños de uyuni utilizan este cementerio como lugar de juegos, estaba lleno de niños que se habían escapado del colegio recorriendo locomotoras y vagones oxidados.
La segunda parada del día fue una especie de mercado de artesanía en el que todos los productos estaban hechos con sal, incluso un pequeño hotel de sal, en el que los ladrillos están hechos con ese material. Y no sólo ladrillos o pequeños objetos, tambien esculturas como la llama de la foto inferior sobre la que estoy montado.
Uno de los camiones que se utilizaban hasta no hace mucho para el transporte de la sal.
Y este su aguerrido chófer.
Adela, mu trabajadora mareando un poco la sal del montón, jeje.
Esta es sal ya preparada para el consumo humano.
Yo no estaba tan hacendoso como Adela así que dejé descansar al pobre montón de sal.
Y ahora si, es la hora en la que de verdad accedíamos al interior del salar. La extenión es de más de 12.000 kms2, una barbaridad, está situado a 3.650 msnm, y está en el departamento de Potosí.Esta zona estaba cubierta hace 40.000 años por dos lagos, el Minchi y el Tauca, luego vino un periodo seco y cálido, que secó los lagos y creó este salar.
Pero además de sal, al año se extraen 25.000 toneladas, también cuenta con una de las mayores reservas de Litio, unos 140 millones de toneladas. Como Bolivia es tan pobre, no es capaz de explotarlo por si solo, empresas chilenas, con el apoyo de paises occidentales estan tratando de llegar a acuerdos para poder explotar esta mina de Litio, que es el metal del presente y del futuro por el tema de las baterías.
Para más datos: http://es.wikipedia.org/wiki/Salar_de_Uyuni
Ahora están controlando mucho el ingreso a Uyuni para evitar que se convierta en una ruta de paso de la cocaína elaborada en Perú hacia Chile, por lo que registró el ejército nuestro todoterreno. Todo ok y vía libre hacia el salar.
Era imposible estar ni 5 segundos sin las gafas de sol, era una pasado lo que molestaba el sol del medio día junto con el reflejo en el mar de sal. Mucha protección con cremita (este diminutivo se lo dedico a Ramón y a Martina) de protección solar y gorro porque el sol caía a plomo.
Primer refigerio nada más entrar en el salar, algo de arroz, una milanesa gigante para cada uno, coca-cola y ensalada. Lo mejor el paisaje.
Esta es la forma tradicional de como extraen la sal. No utilizan maquinaria para no contaminar ni sobre explotar el salar. Los trabajadores, con palas de mano, igual que Adela en la foto superior, preparan estos montones rebajando unos 5 centímetros el nivel del salar, así toda la sal amontonada se seca en unos días, luego llegan unos camiones muy antiguos, la cargan tb de forma manual y se la llevan, bien para el consumo humano o para las carreteras europeas para el invierno. Igual todos hemos pisado en las carreteras de españa sal de Uyuni.
En la foto se ve el montón de sal y lo que han rebajado al hacerlo. Pero es increíble como al rebajarlo aflora nuevamente el agua y parece que vas pisando charcos, increíble.
Adela y yo justo antes de hacer uno de los miles de saltos que hicimos para hacer fotos "divertidas".
Aquí estoy saltando con Javier, el chico de Madrid.
Aquí Adela y Sofía.
Y aquí el grupo al completo. Dos riojanos, dos madrileños y dos chicas de Manchester tambiuén muy majas.
El paisaje visto desde el interior del todoterreno.
Después de un rato de travesía en el 4x4 y de pasar mucho calor en su interior debido a que no se podía bajar las ventanillas para que no entrase polvo y tierra, llegamos a una de las maravillas del salar, la Isla del Pescado. Un bosque de cactus de una altura cercana a los 9 metros en algún caso, un paisaje al que no estamos nada acostumbrados. fascinante.
El bosque de cactus.
Como vestigio de que hace 40.000 años había agua, un arco formado por coral marino, todavía más increíble.
Un vídeo panorámico para que mínimamente podáis ver cómo era la vista desde lo alto de la isla.
Para que comprobéis la altura de los cactus más altos.
Los fotomontajes que tan de moda están en la red.
La vista se pierde.
Esta es la carita llena de polvo de uno de los niños del pueblo de San Juan, donde pasamos la primera noche. Parecía un pueblo fantasma y ellos estaban jugando a fútbol en una explanada a pesar del fuente viento que venía del desierto. La mejor prueba de esto, su rostro lleno de polvo.
La cena a base de sopa de verduras y pollo con patatas fritas.
Y esta la lujosa suite del resort, jejeje.
En la próxima entrada nos aventuraremos por multitud de lagunas llenas de pelícanos.
Muy buena la foto encima del tren, en plan misión imposible. Un abrazo, Alberto.
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