Lo que os decía, vaya paisajes tan diferentes a los nuestros. Mientras nos adentrábamos en la reserva, nos invadía la sensación de que lo estábamos haciendo en un desierto, no se veía ninguna construcción, ningún resto de la huella del hombre, hectáreas y hecáreas de una tierra compuesta de hierro y de arcilla, de ahí esos colores rojos y amarillos que se ven en las fotos.
La visita a este parque fue llegar y besar el santo, ya que el mismo taxista que nos recoghió en Pisco, nos llevó al hostel, nos esperó a que nos pusiésemos ropa de playa y las chanclas y después de negociar el precio, nos hizo de guía.
Y rodeando toda esta zona el océano Pacífico, con playas vacías, algunas de fondo rojo, otras llenas de conchas trituradas por el oleaje, algunas formaciones rocosas provocadas por la erosión como la llamada Catedral. Esta no la hemos podido ver ya que otra vez el terrible terremoto de 2007, la destruyó, por eso os pongo una foto de come era y de como está ahora.
Esta era la Catedral (arriba) y debajo tenemos el estado actual, el arco fue destruido por el por el sismo, así les llaman aquí.
Esta de arriba es la playa de fondo rojo, según el guía, veíamos 5 colores. El rojo de la roca, el amarillo de la tierra, el blanco de la espuma, el verde del mar y el azul del cielo.
Esta es la puesta de sol desde la terraza del hostel después de haber cenado, después a la camita a dormir, al día siguiente llegaban Clara Y Claudia, dos amigas de Adela de Ibiza y con ellas visitaremos las islas Ballestas y de nuevo el Parque Nacional de Paracas.
Deciros que gran parte de la conservación de este parque está financiada por la Embajada Española.
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