Y ya estamos en Chile!!!

Sin planificarlo y por sorpresa llegamos a Chile. Es tremenda la diferencia que se nota respecto de Perú y Bolivia a Chile. En las carreteras, en la formna de conducir, en la educación de la gente  e incluso en la seriedad de la aduana a la hora de registrarnos. Se cebaron conmigo, me registraron hasta el último de los bolsillos de la cazadora y de la mochila. Pero se agradece esa seriedad.

Nada más llegar, elegimos el hotel, despuiés de dar muchísimas vueltas con las mochilas al hombro y mucho calor encontramos uno más o menos aceptable, corriendo a comer y rápido a una excursión para ver la puesta de sol en la laguna de Céjar. Lo más divertido  fue bañarnos en un de esas lagunas, con un índice de sal muy elevado en la que era imposible hundirse, aunque hicieses fuerza hacia abajo. Eso si, todas las pequeñas heridas y rozaduras, escocían una barbaridad y el agua estaba muy fría. No tenemos las fotos, pero Sofía y Javier nos las mandarán enseguida.

Después del baño, un Pisco Sour y unos snacks para ver una puesta de sol en las faldas del volcán Licancabur, el volca´n que está entre nosotros en la foto inferior.

El pisco que estaba delicioso.

El Licancabur de más cerca.

La puesta de sol.

Es Adela?

Nuestro pasaporte con el sello de Chile.

Y al día seguiente por fin un homenaje gastronómico sin ningún tipo de prisas, incluso con Baileys en la sobremesa, ya era hora.

La iglesia colonial de San Pedro de Atacama. El pueblo es bonito, pero ya está demasiado orientado hacia el turismo, está lleno de establecimientos que te ofrecen de todo, parecen las calles de port aventura en España.

Parte del desierto de Atacama, hasta aquí llego el añom pasado el París-Dackar.

Y después de San Pedro, fuimos camino de Arica, que es el último pueblo de Chile antes de llegar a la frontera con Perú, muy maja la gente y ,uy interesante el pueblo y un paseo que dimos por unos acantilados.

Lo primero que hicimos fue ir al puerto, apenas había turistas y los pescadores fueron muy amables, nos ofrecían probar sus productos y pudimos ver leones marinos y pelícanos en directo.

Visitamos el centro de la ciudad, el morro de defensa. Recordar que esta es una zona de muchos conflictos ya que tanti Chile, como Perú e incluso Bolivia han peleado por la posesión de este emplazamiento.

Después fuimos a visitar unos cacantilados, el paseop discurre por la parte inferior de estos y como había mucho viento, de vez en cuando caían peuqeñas piedras por la ladera de la montaña, lo cual nos asustó un poco, pero le echamos valor y completamos el recorrido. Vais a ver como merició la pena.

Comenzamos la excursión visitando el morro desde la parte de arriba, para después ir a comer a un restaurante que nos recomendó el taxista. Acierto pleno, la comida estaba buenísima.

Esta de abajo le llaman la ola del Gringo, y dicen que es de fama internacional, estaba muy expuesta y tenía buena pinta, pero eso si, había mucho viento y no vimos a nadie surfeando.

Monumentos conmemorativos del morro.

El lema es glorioso, jeje.

 Y este de abajo el restaurante del que os hablé, con un nombre muy curioso, "El Ostión Dorado". Allí un ostión es una vieira. El chiringo muy chulo con vistas al mar.

 Y comienza la caminata.

 Algunos pingüinos,

El sendero parecía de un paisaje lunar, solo piedras y polvo. A la derecha el mar.

Cómo caían las orilleras morenu.

Y después del paseo, unos helados de chocolate gloriosos y a ver la puesta de sol.

 Y al día dsiguiente de regreso a Perú, paliza de autobús y llegaremos a Cuzco, pasando antes por Tacna, luego por Arequipa y por fin Cuzco. Menos mal que viajamos con la compañía Cruz de Sur, y así no hubo contratiempos, tan habituales en otras compañías.